Sin lugar a dudas uno de mis kimchis favoritos, el sabor y el punto crujiente del pepino combinado con la cebolleta y el aliño del kimchi es insuperable. Lo hice siguiendo el proceso de fermentación en bolsa de zip que describo en otro post.
Para hacerlo:
- Limpia los pepinos.
- Corta los extremos y retira el centro con las semillas con la ayuda de un utensilio tan cruel y maligno como el archiconocido descorazonador de manzanas (hasta la manzana de Eva tenía corazón, a qué punto hemos llegado, Señor).
- Retira parte de la piel con un cuchillo, dejando tiras con y sin piel.
- Corta longitudinalmente en 4 formando una cruz (me está saliendo un post de lo más religioso).
- Añade la cebolleta cortada en tiras del mismo tamaño que las piezas de pepino.
- Y mezcla con los ingredientes del aderezo de kimchipara unos 4 pepinos de tamaño normal y el verde del mismo número de cebolletas:
- 2 cucharadas de azúcar.
- Otras 2 de guindillas coreanas en trituradas (puedes sustituir por cualquier otro tipo de guindillas que no sean demasiado picantes y que tengan un color rojo brillante).
- 1 cucharadita de sal.
- Ajo y jengibre bien picados
- 1 ó 2 cucharadas de salsa de pescado tailandesa o vietnamita.
Deja que la mezcla «sude» y prueba a las 2 horas. Tiene que quedar ligeramente salado, notarse el punto picante y el dulzor del azúcar. Pero no te olvides de cómo te gusta a ti y rectifica conforme te lo pida el alma.
Ahora sólo queda dejar que el tiempo de fermentación haga su magia. A partir del segundo día ya te lo puedes comer, aunque para darle un sabor más mordaz puedes esperar y fermentarlo de 2 semanas a 2 meses o más. Si no quieres sobrefermentar, cuando haya llegado al punto que más te ponga, pa’ la nevera.
Mira cómo se hinchó la bolsa después de tan sólo dos semanas
Ya sólo queda dejarse llevar por la lujuria y la gula. ¡A disfrutar!