Codornices y 5 especias chinas

A un amigo mio le gusta tanto comer aves, que podría comer todo los días pechugas de pollo, alitas fritas, lacón de pavo, etc.! Así que cuando vino a comer un día le compré algunas codornices para cambiar un poco su rutina…

Las codornices pertenecen a la familia del faisán y presenta una carne fina, sabrosa y delicada. La codorniz de granja tiene una carne sonrosada, mientras que la de la silvestre es bastante más oscura, compacta y sabrosa, y claro, ésta última es más apreciada que la primera.

La codorniz admite múltiples preparaciones: frita, cocida, acompañada de salsas diversas, a la parrilla, asada y rellena. Es una carne que requiere poco tiempo de cocción, para evitar que se seque durante el cocinado. Se puede combinar con con cerezas, aceitunas, ciruelas y uvas pasas, limón… por ejemplo, hay una receta famosa de Francia, “La caille aux raisins”  con codornices lleva uvas.

La carne de codorniz es una de las menos calóricas. Su carne es baja en grasas, rica en proteínas, incluso en mayor cantidad que la de pollo o de pavo y pobre en colesterol, por lo que puede sustituir a otras más grasas en los casos en los que se esté siguiendo una dieta de adelgazamiento o en dietas de control de lípidos.

La receta que os presento es como muchas que hago. ¡Facilísima y rápida!

Ingredientes para marinar la carne:

  • 1 cuchara de salsa de soja
  • 1 cucharita de sal
  • 2 cucharitas de azúcar
  • ½ cucharita de 5 especias
  • ½ cucharita de jengibre picado
  • 2 anís estrellado
  • 1 cucharita de Ron o Brandy

 Salsa para servir con el plato

  •  2 cucharas de zumo de limón
  • ½ cucharita de sal
  • 1 cucharita de pimienta blanca

Preparación:

  • Compra o prepara las codornices listas para cocer (separando las pechugas y los muslos)
  • En un cuenco, mezclar todos los ingredientes para marinar la carne
  • Deja marinar las codornices marinar 2 horas en la nevera
  • Pre-calenta el horno a 200ºC. Poco antes de comer, saca los trozos de codornices, ponlos en una bandeja y cuece unos 15 minutos hasta que quede bien doradito.

Sí, nada más… servir las codornices con una ensaladita de canónigos y tomate. Por ejemplo, yo hice una macedonia de cebolla roja, apio y pepino como guarnición… un platito muy sabroso y jugoso, perfecto para el verano. ¡A chuparse los dedos!

Codornices en escabeche más jugosas (al vacío)

Seguro que habéis comprado alguna vez esas conservas de codornices que tienen un sabor maravilloso, pero que siempre, siempre, incluso las de mejor calidad, contienen aves sequísimas, especialmente su pechuga.

Para intentar hacer todo lo contrario, las preparé en casa, cociendo las pechugas a 55ºC y por separado los muslos a 63ºC cubiertos en su escabeche.

El escabeche que preparé llevaba:

  • Dos partes de aceite
  • Una parte de Jerez seco
  • Otra de una mezcla de vinagre de Jerez seco y vinagre de arroz al 50%
  • Sal, salsa de pescado
  • Aromáticos: los clásicos, pimienta, laurel, clavo, ajo, zanahoria y cebolla. Y para aportar unas notas cítricas, otros aromáticos de allí: jengibre, hojas de lima kaffir y lemongrass.

 

Preparación:

Saltea en el aceite la zanahoria, la cebolla, el ajo y el jengibre hasta que clareen pero no se doren. Añade el resto de los ingredientes, deja cocer unos 10 minutos y atempera.

Luego, echa a una bolsa las pechugas y a otra los muslos y cubre con el escabeche. Cuece cada una a su temperatura (55ºC y 63ºC respectivamente) durante unos 50 minutos.

Enfría rápidamente en agua con hielo al 50% y deja reposar al menos un día en la parte más fría de la nevera para que el escabeche penetre y aromatice la carne.

Final y presentación:

Sirve la carne a temperatura ambiente con un poco de cebolla y zanahoria, prueba la salsa, rectifica hasta que esté a tu gusto y viste la carne y una buena ensaladita con el juguito .

Una revisión del pollo: cómo conseguir la carne más jugosa y una piel perfectamente dorada y crujiente

 

Llevo mucho tiempo haciendo pruebas con pollo asado – al menos 4 años – , intentando dar con un proceso lo suficientemente fácil, y que a la vez supere en mucho a las preparaciones tradicionales. En este tiempo he probado muchas técnicas y creo que finalmente he dado con un proceso con el que me siento muy cómodo, con el que se consigue una carne jugosísima y una piel como nunca, que cruje en la boca como una corteza y además, una salsa que le va que ni pintada.

Lo que he intentado hacer es reducir al mínimo los pasos necesarios para llegar a resultado muy superior al habitual sin pasar un fin de semana cocinando. Además, la preparación no exige demasiado trabajo, sólo hay que dejarlo hacer. Y sí, lo admito, el proceso es largo y no te permite improvisar demasiado porque necesitas planificar con al menos 18 horas de antelación.

Asar un pollo y que quede con una carne jugosa y una piel dorada es uno de los grandes retos de la cocina. Y más aún cuando estamos acostumbrados a tomarlo re-cocido, tanta es la fuerza del hábito que, ante los pollos nuestros de cada día, no nos damos cuenta de lo secos que están y no nos planteamos alternativas para mejorarlos.

El reto está en que mientras que la pechuga queda hecha a partir de 55ºC, la temperatura a la que la hago cuando la cocino al vacío, el muslo y contramuslo no quedan bien hasta que no llegan a los 62º (se tratan de músculos distintos, la pechuga un músculo blanco, con poca grasa y poco ejercitado, preparado para responder rápidamente a las necesidades de la naturaleza, como huir de depredadores o de humanos hambrientos; el muslo, más graso y más oscuro, “pensado” para resistir un esfuerzo continuado, como mantenerse de pie y desplazarse.

Cocinando la carne a una temperatura tan baja, nos encontramos con el gran problema: la piel. ¿Cómo conseguir una carne jugosa y una piel seca, crujiente y dorada? Este es el quid de la cuestión y lo más difícil.

En resumen: El sistema no es muy diferente de otras cocciones que he propuesto anteriormente. El truco está en introducirlo en una salmuera (para saber más puedes leer mi post sobre la salmuera yluego el de Enrique de Dorar no sella, con un punto de vista que va más allá del mío, muy muy interesante – me estoy haciendo fan de las salmueras de equilibrio) para aumentar su jugosidad, cocer a baja temperatura hasta que llegue a 60ºC, despiezas y dorar la piel hasta que quede bien crujiente.

El único utensilio que necesitas es un termómetro digital de horno (de esos que tienen un pincho y que te avisa cuando la temperatura haya llegado a la deseada) – los 30€ mejor gastados de la historia de la cocina, te lo aseguro.

Ingredientes:

  • Un pollo de buena calidad (nada de los blancos enfermizos)
  • Salmuera de un 5%: 50 gramos de sal por cada kilo de agua. (Necesitarás unos 3.5 litros de agua, por lo tanto 175 gr. de sal)
  • Un poco de mantequilla de buena calidad (suficiente para cubrir la piel del pollo antes de hornear).
  • Un buen chorrito de vino blanco
  • El jugo y la ralladura de media lima
  • Salsa de pescado (o si no tienes, sustituye por sal)

Preparación:

Antes de nada quita el hueso “de los deseos” (no sé si tiene nombre, en inglés se le llama wish bone), está entre las dos pechugas y el cuello, para que deshuesar las pechugas sea más fácil.

Salmueriza el pollo durante 12 horas. Saca del baño y seca bien la piel con papel absorbente.

El paso de secar la piel en la nevera no es necesario si luego se dora en la placha; es tan rápido que no hace falta.

Cubre la piel con una capita de mantequilla (calentada hasta textura de pomada).

Precalenta el horno a 90º, introduce el termómetro en la carne del pollo y cuece hasta que llegue a 60ºC a corazón de producto,  unas 2.5 horas.

(Como alternativa más técnica y sólo si tienes un sistema para cocer a temperatura controlada, cuece las pechugas al vacío a 55º y los muslos y contramuslos a 62º C)

Deja reposar durante 20 min fuera del horno. Despieza separando las dos pechugas, los muslos y las alitas.

Prepara la salsa mientras el pollo reposa:

  • En una cazuelita cuece el vino hasta evaporar el alcohol, echa los jugos y grasa que ha soltado el pollo al cocerse, la salsa de pescado (o sal), añade el zumo de lima y la ralladura, cuece unos minutos y mezcla bien.

Ahora sala y dora la piel en una sartén con un poco de mantequilla. Desglasa la sartén con la salsa, no vayas a perder este delicioso licor.

Cuidado/ ojo:  Asegúrate de que toda la piel está en contacto con la sartén, si no se dorará de forma poco uniforme, como en la foto:  

Final y presentación:

Sirve aliñado con la salsa, que es increíblemente buena: ácida, grasa, ligeramente salada… maravillosa.

Otras alternativas:

Hay otras maneras de dorar la piel, pero a mi no me han dado resultados suficientemente satisfactorios con poco esfuerzo. Os cuento uno a uno:

Horno:

  • He intentado dorarlo en el horno (a 240ºC arriba y abajo y con el ventilador en marcha para que el calor fluya lo más posible durante unos 10 minutos o hasta que la piel quede bien dorada) y la carne siempre ha acabado por hacerse de más, sobre todo la pechuga. Además la piel no se dora uniformemente.
    • Update 19/02/2013: He seguido haciendo pruebas con el pollo al horno, creo que el problema con el que me encontraba anteriormente es que no dejaba que el horno se calentara lo suficiente. Ahora, después de la salmuera, cuezo en pollo con el horno a 80ºC hasta que llegue a corazón de producto a 60ºC, dejo reposar 40 minutos en la nevera o fuera si hace suficiente frío. Durante este tiempo, pongo el horno al máximo, a 280ºC durante los 40 minutos, y luego meto el pollo en el horno unos 10 minutos, hasta que el horno humea. La piel queda perfectamente crujiente y el pollo, con una textura más que aceptable. Muy bueno y con poco trabajo. Ah, y la salsa anterior es simplemente insuperable.

 

  • También he probado el típico sistema norteamericano del pollo en posición vertical para conseguir un dorado uniforme y tampoco ha dado resultados satisfactorios. Normalmente monta sobre una lata de cerveza, pero aquí va sobre un molde de bizcocho con agujero en el medio.

Soplete: Yo no he conseguido nunca un resultado bueno dorando la piel con soplete, ni siquiera tengo foto publicable. ¿Alguien ha obtenido buenos resultados? si es así, habla, cuenta y comenta.

Rociado con aceite a 180º:

Método: calentar aceite en una sartén y poner el pollo encima, sobre una rejilla de esas que se usan para evitar salpicaduras mientras se fríe. Cuando el aceite llegue a 180ºC, “baña” la piel repetidamente con una cuchara hasta que quede crujiente. Este proceso es el que da los mejores resultados, crujiente y con un dorado uniforme. Sin embargo, la descarté y porque es muy trabajosa y además el aceite sigue cociendo la carne y queda un poco más hecha.

 Y para saber más:

Hay métodos mucho más precisos que dan mejores resultados, y si no que se lo digan a Enrique y su interesantísima preparación del pollo en cuatro posts, pero no siempre son viables. Os dejo sus links:

Los mejores placeres a veces son los más básicos

Me ha encantado descubrir que el maíz frito un poco machacado es un aderezo perfecto para unos huevos… sobre todo cuando te traen recuerdos de infancia tan buenos como los que me traen a mí.

El platillo completo es un desayuno de domingo fantástico. Y encima de todo, con los mejores ingredientes posibles para dos no te gastas más de 1’5€ por persona:

  • Un buen pan tostado – este, cohonudo, es de Mamá Framboise, hecho con masa madre, con una miga esponjosa impresionante y de corteza crujiente. Es tan bueno que todos los domingos me cruzo Madrid sólo para comprarlo – si vais,, es el pan blanco que cuesta 2€.
  • Unas lonchitas de lengua de cerdo cocida a 70ºC (el link es de lengua de ternera, el proceso es el mismo), – atrévete a probarla que sólo cuesta 2’5€/kg y no te arrepentirás, te lo aseguro.
  • Unos huevos cocidos a 63º – unos 50 minutos o pasados por agua, justo cuando la yema empieza a espesar, unos 5.30 minutos – o mejor aún, escalfados
  • Una salsa holandesa hecha con mantequilla francesa de la buena buena por encima
  • Y el maíz frito (o Kikos como nos gusta llamarlos a los de Madrid) para darle el punto crujiente-sabrosísimo-y-salado.