Tajine de pollo con limones encurtidos y aceitunas

Este es uno de mis platos favoritos de la cocina marroquí – sabroso y con aromas frescos y potentes.

En realidad es un tajine, pero yo me complico un poco más para que el pollo quede lo más jugoso posible y mantenga una piel crujientísima. Así preparado se pueden percibir mejor todos los sabores por separado, sin que uno predomine sobre el otro y sin que se pierda el delicioso sabor del ave.

tajin de pollo

Como diría alguien que conozco: party, party decoration!

Ingredientes para 4 personas:

  • 2 pechugas de pollo Label Rouge (francesas, deliciosas, sabrosísimas y con una relación calidad-precio insuperable)

Para la salsa:

  • Caldo de pollo
  • 1 cebolla blanca y grande
  • 1 ó 2 dientes de ajo
  • Una pieza de jengibre de unos 2 cm
  • 1/2 limón en salmuera (a la venta en tiendas de productos marroquíes)
  • Un chorrito de salsa de pescado (cuidado, que los limones son muy salados- opcional, que no es demasiado marriquí)
  • Una cucharadita de azúcar
  • Un poquito de vino de Jerez seco (si eres purista, omite)
  • Unas aceitunas verdes (con hueso y luego las deshuesas tú, que saben mucho mejor)
  • Goma xantana
  • Unas hebras de azafrán
  • Unas gotas de jugo de lima
  • Perejil
  • Menta picadita en juliana

Preparación:

Cocina las pechugas de pollo al vacío – 55ºC durante una hora y enfría en un baño de agua bien fría durante por lo menos 20 minutos para que cuando pase por la plancha no se cocine de más.

Pocha la cebolla, el jengibre y el ajo. Cuando esté, añade el limón encurtido (picado), saltea un poco, incorpora las aceitunas, medio vaso de caldo de pollo, un chorrito de vino de Jerez, la salsa de pescado y el azúcar.

Tritura la mezcla con una batidora y pasa por un colador.

Añade un poco de xantana para espesar ligeramente y conseguir una emulsión más estable.

Vuelve a calentar, añade más caldo (si fuera necesario) e infusiona las hebras de azafrán en la salsa hasta que empiecen a teñirla.

Prueba y añade unas gotas de zumo de lima hasta conseguir una salsa ligeramente ácida. Tiene que ser ácida, algo amarga, con un sutil toque dulce. Rectifica si fuera necesario hasta corregir.

Justo antes de servir, dora la piel del pollo en una sartén antiadherente de buena calidad con un poco de aceite hasta que quede crujiente y corta en dados.

Sirve la salsa en un plato caliente (de otra manera se enfriaría rápidamente), añade los dados de pollo y termina con un poco de piel del limón encurtido, menta y perejil, todo bien picadito.

Ahora, lo mejor, ¡a disfrutar!

Col lombarda fermentada

col fermentada final

Mira cómo se transforma al acidificarse.

col Lombarda

Pasa de crudo, algo así como una verdura – cebra con una estética increíble…

col fermentando en zip

a transformar y uniformar su color y convertirse en esta maravilla de sabor y acidez.

Es muy interesante ver cómo va cambiando de color a medida que se acidifica por la fermentación. El cambio se debe a que la lombarda posee cianina, una sustancia susceptible a los cambios de PH que hace que se vuelva más roja en un medio ácido como este, azulada en un medio neutro como el agua o adquiere tonos verdes en un medio básico, como ocurre, por ejemplo con los huevos milenarios o huevos pidan.

Con esto ya jugaron de forma casi mágica en Arzak en el 2009 para preparar su caldo mutante de lombarda, añadiendo ácidos o bases en la mesa para – to coin a phrase – epatar al burgués comensal.

El proceso puedes aplicarlo a cualquier tipo de col – o a otros tipos de verdura, como por ejemplo, los rabanitos que preparé hace muchos posts.

Una vez fermentada, se puede saltear o tomar cruda, como a mi más me gusta, porque mantiene todo su crujiente y acidez. Un gran acompañante a platos graso,s o simplemente como aperitivo para acompañar una cerveza.

Su preparación no tiene ningún misterio:

Ingredientes:

La cantidad de col lombarda que quieras.

Un 2-3% de sal (para un kg de col, entre 20 y 30 gramos de sal).

Una bolsa de zip de doble cierre.

Preparación:

Corta la col en finas láminas.

Añade un 2-3% de sal a la cantidad de col que tengas y mezcla bien, «amasando» con las manos limpias hasta que la col empiece a soltar juguito.

Mete la col y su zumo en un envase sin aire – yo uso bolsas de zip y expulso el aire sumergiéndola en una cazuela con agua y cierro la bolsa cuando no queda prácticamente aire. Es importante crear un entorno anaeróbico (sin aire) para facilitar el crecimiento de las bacterias de ácido láctico (BAC) y que no crezcan otras.

Si no suelta suficiente líquido, siempre puedes añadir una salmuera con la misma proporción de sal (2-3%) hasta cubrir la lombarda.

Deja fermentar a temperatura ambiente al menos 7 días, aunque puedes fermentar hasta 2 meses (los tiempos dependen mucho de la cantidad de sal que uses y de la temperatura ambiente, además de los gustos personales, por eso encontrarás mucha variación en las recomendaciones en Internet).

Y, cuando veas que la col ha empezado a coger un ligero color rojizo, pruébala; si te gusta el punto de acidez, guarda en la nevera para ralentizar el proceso y que no acidifique de más.

Nueva edición de salsa de soja ahumada

Volvemos de nuevo a la carga. Acaba de salir a la venta una nueva hornada de salsa de soja. 20140603_145516 Me encanta pensar en el proceso y el resultado: el humo entra en contacto con la salsa de soja,  la toca, deja su esencia y huye a los cielos. Al final vendemos humo. Salsa de soja tocada por humo. Sin humo, pero  con todo su aroma. El humo ha ascendido a los cielos. Y la soja mira arriba, porque ahí está su espíritu. Sal, fuego, humo y agua, ingredientes esenciales de la cocina. Da a los platos un sabor ancestral, casi cavernícola, una nueva dimensión de humo y sal. No pienses en ella como un ingrediente asiático, utiliza su alma de humo y su salitroso cuerpo para vestir cualquier plato. Carnes, pescados, verduras, huevos en la imaginación está su límite. Todavía no he encontrado sus limitaciones. Ni siquiera como regalo de navidad.

Así la usan en Nakeima para aderezar unos niguiris de jurel – ¿cómo lo harás tú? IMG-20141217-WA0001 A la venta a partir de hoy y por tiempo limitado – suele tardar pocos días en venderse – en el puesto del grandísimo Higinio:

Hermanos Gómez Ortiz

Galería de Comercial Magallanes Entrada por Magallanes 44 ó Bravo Murillo 33, puesto número 37

28015 Madrid

Precio: 9€ la botella de 250 ml.

Las últimas veces que lanzamos a la venta se acabaron muy rápidamente. En uno o dos días se vendieron casi 100 botellas – lo que tenemos preparado esta vez.

Puesde ver lo que piensan de la salsa de soja expertos en gastronomía como David Muñoz de Diverxo, Juan Echanove, la gente de Nakeima…  ¡incluso a Xabi Gutierrez director del Laboratorio de Arzak le gustó!

Finalmente… ¡salsa de pescado casera!

salsa de pescado final

Antes de nada, ¡hola de nuevo! Después de ser constante durante años y años (ayer el blog cumplió 7 años y casi 600 posts), he estado unos meses sin publicar prácticamente nada, inmerso en otros mundos, pero esto cambiará de ahora en adelante, así que nos veremos por aquí más a menudo.

Vamos a meternos en materia porque no puedo esperar a hablaros de esta preparación tan interesante y de la que me siento tan contento. Después de 7 meses de fermentación, ya está listo. Para ver la primera parte, aquí, en el post sobre el bagoon filipino.

Lo más interesante de este producto es su aroma, a mitad de camino entre los aromáticos de una anchoa en salazón y los de una salsa de pescado asiática, más suave, más sutil. Y como el tipo de anchoa que tenemos aquí tiene poco que ver con la que se usa en el sudeste asiático, su aroma también es distinto, algo más fresco. Además, como esta vez no lleva tripas y las anchoas estaban lavadas, si la comparamos con su equivalente asiático, tiene algo menos de potencia y menos umami en relación con la sal. La próxima vez llevará algo de tripa seguro, pero para eso habrá que esperar al menos un año y medio, casi un año hasta que llegue la buena temporada de las anchoas y al menos 7 meses para que fermente.

Lo primero que hay que hacer es colar para separar el jugo del pescado. Después puedes:

  • Usarlo tal cual – tiene un sabor más intenso, muy interesante y muy agradable, pero para paladares más atrevidos. Su sabor recuerda al de los pescados fementados, tipo padek / pla ra del sudeste asiático.

salsa de pescado sin filtrar

Muy, muy buena, pero para paladares atrevidos

  • También puedes hacer que se parezca más  a una salsa de pescado pasándolo por un filtro de café. Hay que hacerlo en la nevera para que no caiga la grasa que contiene el líquido – al estar fría, la grasa se mantiene más densa y se queda en el filtro).

La salsa está muy salada – está saturada, tiene un 36%, mucho más que una salsa de pescado tailandesa, que tiene alrededor de un 20% de sal. Puedes añadir algo más de agua para reducir la cantidad de sal hasta llegar a una solución de un 20%, la habitual en una salsa de pescado vietnamita o tailandesa.

De todas formas no hace falta, así puedes regular la sal para cada preparación y mantener la concentración de su aroma. De-li-cio-so.

Bagoong isda, boquerones fermentados al estilo filipino

boquerón más sal

De todas las cosas que he probado creo que esta es una de las pocas con las que uno tiene que haberse criado para poder apreciarlo. Si lo pruebas más adelante es prácticamente imposible poder valorarlo. Personalmente he probado tanto la salsa como aderezo en platos y también los boquerones fermentados y no he conseguido que me gusten – y te aseguro que lo he intentado con ganas.

Bagoong es el nombre filipino que se da a cualquier tipo de pescado fermentado con diferentes proporciones de sal (a veces también se añade algo de jengibre) durante un tiempo que varía entre un par de semanas y un año. Se consume tanto el pescado fermentado como la salsa, con los mismos usos que se pueden dar a la salsa de pescado (en filipino, patis). 

Se puede hacer con muchísimos tipos de pescado de mar – isda significa pescado – si sólo es bagoong, lo normal es que se trate de gambas fermentadas. En algunos casos se hace con ostras, almejas o huevas de pescado o marisco (como los coreanos). En este caso, los que están hechos con boquerones se llaman bagoong monamon or bagoong dilis.

He tenido la grandísima suerte de conocer a filipinos que hacen su propio bagoong para amigos y/o para su familia que me han enseñado a hacerlo y me han dado muestras de sus producciones. El proceso es muy parecido al Padek laosiano o Pla raa en tailandés, esta vez fermentado sin arroz (o salvado) y sustituyendo el pescado de río por pescado de mar. Comparado con el padek, no tiene esas notas tan frescas y delicadas que parecen darle el arroz y que lo hacen tan apetitoso.  

Se puede hacer tanto con pescado entero (con cabeza y tripas) o sólo con los boquerones limpios, con o sin espinas. La diferencia fundamental está en que la primera versión es un poco más fuerte de sabor y, debido a la actividad de las encimas presentes en las vísceras, en poco tiempo el pescado se deshace, convirtiéndose en una pasta salada de sabor intenso; la versión sin vísceras es más suave y se puede usar para aderezar cualquier cosa, desde verduras al vapor hasta pescados y carnes.

Por otro lado, la proporción de sal influye muchísimo en el producto final, se puede usar entre un 8%-40% de sal con respecto al pescado.

  • Si se usa poca cantidad de sal, el pescado fermentará mucho más rápido, produciendo sabores más fuertes y llegando a deshacerse por completo (mucho más rápido si lo haces con las tripas).
  • Y en el otro extremo, si más cantidad cantidad de sal, esta saturará la mezcla, impidiendo que los boquerones se deshagan y ralentizará mucho la fermentación. Como resultado final, se obtiene un jugo que se puede usar igual que la salsa de pescado y unas anchoas parecidas a las que hacemos nosotros pero con mayor intensidad.

A continuación incluyo dos recetas:

  • Bagoong fermentado, con menos cantidad de sal y de sabor más potente.
  • Bagoong tipo anchoas: de fermentación muchísimo más lenta y suave. 

Ingredientes:

  • Un 1 kg. de boquerones, peso final para mezclar (dependiendo de los gustos, con o sin cabeza y tripas).
  • Opcional: en algunos casos también se añade jengibre para aportar un aroma fresco.
  •  Sal: mejor si es sal de mar sin ningún tipo de ingrediente adicional – lee la composición y busca sales sin anticoagulantes. Cantidades:
    • Para bagoong fermentado de sabor potente: 80 gr. de sal (o 4 cucharadas soperas).
    • Para el bagoong tipo anchoas: 400 gr de sal fina. 
      • Si lo haces con tripas el sabor será parecido al de la salsa de pescado vietnamita y si lo haces con boquerones limpios el sabor será más parecido al de nuestras anchoas. 

Preparación:

Mezcla la sal amasando las anchoas.

Mete en un envase de cristal, cerámica o madera, prensa la mezcla, tapa bien, recubre con papel film y deja fermentar en un sitio cálido:

  • En el caso de la versión con poca sal, la mezcla estará lista a partir de 2 semanas y se puede dejar fermentando hasta un año.

bagoong boquerones

Bagoong a base de boquerones fermentados enteros (con cabeza y tripas) después de un año de fermentación. Durante la fermentación la actividad enzimática ha deshecho el pescado, formando una masa que flota sobre la salsa de pescado.

boquerón fermentado 2 semanas

Bagoong fermentado durante unas 2 semanas (sin cabeza, tripas ni espina central). Los lomos siguen estando enteros y con una textura interesante, muy parecida a antes de la fermentación.

  • En el caso de la versión saturada de sal, durante al menos 3 meses.

 

Hay que tener cuidado porque durante la fermentación la mezcla puede aumentar de volumen, así que no es recomendable llenar hasta arriba los envases.

El tiempo dependerá de varios factores:

  • En función de la temperatura ambiente: el calor acelera la fermentación, pero con menor temperatura se consigue un producto de mejor sabor.
  • Si contiene vísceras, se deshará y fermentará más rápidamente.

Congelación Flash: Cómo congelar pescado con los mejores resultados

congelación flash!

Caballas una vez descongeladas después de usar por el método FLASH!

Fíjate cómo prácticamente no han perdido jugos y mantienen su delicado color y brillo.

Este post lo hemos escrito entre Andrés Torrubia, más conocido en Twitter como @antor y yo. Aunque llevamos mucho tiempo en contacto, nos desvirtualizamos hace casi dos años y ese mismo día me habló del sistema que ideó, que a mi me parece revolucionario, palabra de la que intenta huir porque su modestia le impide considerarlo como tal. Inmediatamente intenté convencerle para que escribiera un post en el blog sobre el proceso, artículo que finalmente publicamos a dos manos.

Básicamente la técnica permite conseguir congelar con unos resultados tan buenos como los de un profesional, sin necesidad de enfriar a -60ºC como hacen con el atún en El Campero o tener una Pacojet (también es útil para hacer sorbetes y granizados), que cuesta miles de l’euros. Consiste en utilizar una salmuera saturada para enfriar muy rápidamente pescado, o cualquier otro ingrediente que sumerjas, evitando la formación de cristales grandes que rasgan la carne y así conseguir que sufra lo menos posible y que no pierda jugos.

Además es ideal para abatir rápidamente alimentos cocinados “al vacío”, que por seguridad alimentaria necesitan llegar a 5ºC a corazón de producto en menos de 1.5 horas. E incluso para hacer granizados, sorbetes y helados parece funcionar a las mil maravillas. En otro post Andrés nos contará cómo hace sus helados, sorbetes y granizados, que deben ser más parecidos a una crema que a un granizado.

Congelación FLASH! ( O por convección en agua) ¿Cómo congelar y por qué hacerlo así?

  • Mete en el congelador al menos 2 litros de salmuera saturada (añadir un 26% de sal al agua o hasta que no consigas disolver más cantidad de sal en el líquido caliente) en un envase  en el que sobre espacio para luego poder congelar ingredientes. Si tienes un congelador grande puedes meter una neverita de playa con la salmuera. Recuerda tapar el recipiente con papel film para que el agua no se evapore si tu congelador es «no frost». Mantén al menos durante dos días para que se equilibre con la temperatura del congelador. El agua no se congelará, lo que aumentará la conducción de la temperatura del alimento en contacto con la salmuera.
  • Usa envoltorios de plástico gruesos y de buena calidad. El plástico, protegerá al pescado del efecto de “quemado” que se produce en el congelador: el agua del pescado se sublima, pasando directamente de un estado sólido a otro gaseoso y la carne se deshidrata y deja ese aspecto horrible que todos conocemos.
  • Si puedes intenta congelar piezas del menor grosor posible: si se trata de pescados pequeños o pescados planos, no los amontones uno encima de otro. Aunque el sentido común podría sugerir que una pieza del doble de grosor tardaría el doble en congelarse que una de la mitad de su tamaño, en realidad puede tardar casi cuatro veces más.
  • Limpia y enviscera el pescado: para que al descongelar los pocos jugos que suelten las tripas no entren en contacto con la carne la la vez que disminuyes el grosor.
  • Marinado: Si tienes pensado marinar pescado, es buena idea marinarlo primero (para que suelte algo de agua) y luego congelar, en vez de hacerlo al revés.
  • Envasa – preferiblemente al vacío; como alternativa, usa bolsas de Zip de buena calidad y expulsa el aire sumergiéndola en agua. Al eliminar el aire ayudas a que la conducción del calor (el calor del pescado hacia el líquido externo. El frío es ausencia de calor, por lo que estrictamente hablando no hay conducción de frío) se dé con más rapidez. Además, la ausencia de aire también ayudará a evitar el efecto “quemado” en la carne.
    • Es importante asegurarte de que la bolsa quede bien cerrada, el agua está muy salada y si entra salmuera dentro de la bolsa será un desastre.
  • Introduce el pescado en la salmuera, vuelve a meter en el congelador y déjalo en la salmuera al menos durante un día. Luego puedes sacarlo y dejar en el congelador. De esta manera conseguimos congelar por convencción en agua, un método mucho más rápido para transferir calor que por convencción en aire (congelado tradicional).
    • El agua es mil veces más densa que el aire – y mucho más a -20ºC, la temperatura que marca mi congelador -por eso sus moléculas chocarán con el alimento con mucha más frecuencia que las del aire de una congelación tradicional y la energía calorífica se transferirá mucho más rápidamente. Esto explica por qué podemos meter la mano en el congelador sin que se congele, pero no te recomiendo que lo intentes metiendo la mano en una salmuera a esas temperaturas. Si quieres remover o sacar la bolsa, usa unas pinzas… nunca la mano.
  • Descongela de nuevo por convencción en agua a temperatura ambiente: simplemente sumerge la bolsa y espera a que se termine de descongelar. Eso de enfriar lentamente en la nevera no sirve de nada, es un mito que lo único que hace es obligarte a planificar con más tiempo y de esta manera ganas en rapidez y en calidad.
    • Si cocinas al vacío puedes sacar el pescado del congelador y cocinar directamente en un baño uno o dos grados por encima de la temperatura que quieras alcanzar sin que el pescado sufra lo más mínimo, por ejemplo, una pieza de salmón a 40ºC, ahorrándote un montón de pasos.