Aunque se puede tomar antes del postre, a mí me gusta mucho más para empezar una comida porque su acidez te hace salivar y te prepara para el resto de la comida.
Y tiene una textura muy sorprendente que a nadie le deja indiferente es una nube con la gracia adicional de los cristalitos crujientes.
Ingredientes:
- 240 gr de azúcar
- 270 gr de zumo de lima
- 270 gr de agua
- 18 gr de gelatina
Preparación:
Pon las láminas de gelatina en remojo.
Calienta el agua y el azúcar y cuando se haya disuelto, añade las hojas de gelatina escurridas. Espera a que esté templado y echa el zumo de lima.
Ahora tienes dos alternativas:
- Enfría en la nevera hasta que cuaje (unas 3 horas). Una vez gelificado, monta con una batidora hasta que forme una espuma densa y blanca (antes de batir tiene un color amarillo translúcido).
- O la versión más rápida: añade la mezcla en un sifón, mete una carga de gas y a la nevera 3 horas.
Luego, vierte sobre en un molde cubierto con papel sulfurizado para que no se pegue y congela.
Una vez congelado, corta en dados o como más rabia te de. Y a comer congelado.
Voilá!