Crema de Supertomate

Abrigos, paraguas, pero bueno… ¿¿CUANDO llegara por fin la primavera, el sol, el calor, los aperitivos en terrazas, la época de preparar un gazpacho con tomates buenos de verdad??…Mientras aguantamos, echando de menos un vasito de esta sopa roja, compré unos tomates para hacer una cremita…

Por supuesto, tiene unas características que ya conocéis de mi cocina: ¡sencilla y con sabor! Inspirada del cocinero ingles Jamie Oliver, os presento mi versión de crema de tomate… enriquecida en Umami!

 

Ingredientes

  • 1 kg de tomates maduros
  • 2 zanahorias
  • 1 rama de apio
  • 2 cebollas medianas
  • 2 dientes de ajo
  • Caldo de pollo o un cubito de caldo de pollo/verdura si no tiene 😉
  • 2 cucharas de purée de concentrado de tomate
  • 2 cucharas de salsa de soja
  • Unas hojas de albahaca fresca
  • Parmesano rallado
  • AOVE
  • Sal y azúcar
  • Pimienta recién molida blanca

Preparación

Pela y corta las zanahorias en rodajas. Corta el apio. Pela y pica las cebollas más o menos. Pela y corta los ajos.

Pon una olla mediana a fuego medio y echa un chorro de aceite de oliva. Añade el tomate concentrado y todos los ingredientes picados o en rodajas y mezcla con una cuchara de madera.
Cocina unos 10 minutos con la tapa torcida, hasta que las zanahorias se hayan suavizado, pero todavía mantengan la forma y la cebolla quede ligeramente doradas.

Mientras tanto, corte los tomates en trozos. Añádelos a la olla incluyendo los tallos verdes que aún pueden imponerse a algunos de ellos (estos dan un sabor increíble – confía en mí) removed bien y lleva a ebullición.
Ponga el caldo (o rompe el cubito de caldo y añade agua) hasta cubrir todo, baje el fuego y cocine a fuego lento durante 10 minutos con la tapa puesta.

En la thermomix, o con una batidora, tritura la crema, añadiendo el caldo poco a poco hasta que sea de la textura que desea. Cola con un chino.

Aliña con sal, pimienta, salsa de soja y un pelín de azúcar si hace falta.

Para servir

Dale tu propio toque personal añadiendo algunas de sus hierbas y especias favoritas, la foto lleva solamente cosas clásicas como albahaca, parmesano, chips de ajo y AOVE – las posibilidades son infinitas…

Puré meloso a lo Heston Blumenthal

Una imagen vale más que mil palabras, sólo hay que ver la foto para poderse imaginar la textura del puré:

Pocas veces publico una receta que no es mía, pero en este caso no me lo he podido resistir, el resultado de este puré es como ningún otro: meloso hasta un punto increíble y disfrutón que no veas.

Ingredientes:

1 kg de patatas céreas (yo utilicé patatas nuevas pequeñitas)

250 gr de leche entera

250 gr de mantequilla

Sal

Preparación:

  • Pelar las patatas y reservar la piel (que contiene muchísimo aroma a patata).
  • Lavar las patatas cortadas en dados regulares durante unos 5 minutos en agua corriente.
  • Mantener las patatas en agua a 72ºC durante una hora.
  • Lavarlas de nuevo bajo un chorro de agua.
  • Cocinar en agua salada hasta que estén muy hechas, casi a punto de deshacerse.
  • Infusionar la leche con las pieles de patata: calentarla junto con las pieles de patata hasta que llegue a hervir y mantener durante 20 minutos.
  • Secar la patata en una olla con mucha superficie y a fuego bajísimo – mientras más seca quede, mejor.
  • Incorporar la mantequilla y la leche.

¿¿¿Caldo oscuro de pollo con leche desnatada en polvo???

Pues sí, hace poco estuve viendo un capítulo de How to Cook Like Heston en el que hacía caldo de pollo nada más y nada menos que añadiendo leche en polvo. Y os preguntaréis, ¿para qué? Al parecer, y por lo que he podido comprobar en mi cocina, la leche en polvo potencia la reacción de Maillard (las reacciones que ocurren cuando se doran las proteínas y azúcares presentes en alimentos), multiplicando el sabor del pollo y por tanto, el del caldo. No parece ser algo totalmente nuevo, estuve hablando de este tema con Enrique de Dorar no sella y me pasó un link de Egullet donde contaban que los panaderos llevan añadiendo leche en polvo a sus masas durante décadas precisamente por este motivo; la leche en polvo hace que el pan quede más tierno y da un dorado más uniforme, aumentando el sabor a través de las reacciones de Maillard. Podéis ver algo más de información en un pdf (sorry, en inlgés).

Los que me seguís sabréis de mi obsesión por el pollo y, más aún por los caldo, así que imaginarios la alegría. Al día siguiente fui directo a comprar una carcasa y un kg de alitas para hacer pruebas en casa.

El proceso:

  • Pon las alitas en una fuente o bandeja de horno y espolvorea un poco de leche en polvo por encima con la ayuda de un colador.
  • Dora en el horno durante una hora a 200ºC, dándoles vueltas cada 20 min para que cojan un color uniforme.
  • Y luego cuece en olla rápida durante 2 horas junto con el resto de ingredientes.

Los ingredientes que utilicé para el caldo:

  • Caramelicé una cebolla y 2 zanahorias con bicarbonato,
  • Dos dientes de ajo y un dedo de jengibre (ambos bien dorados),
  • Una pieza de anís estrellado, que junto con la cebolla incrementa el sabor cárnico del caldo
  • Un poco de sal,
  • Y para aumentar el umami:
  • Agua y todo a la olla a presión durante dos horas.

Congelé y luego clarifiqué descongelando el caldo.

Finalmente el caldo va bien caliente, en plan clásico total: unas gotas de Jerez seco y una yema, que se va haciendo mientras tomas el caldo, y al final del todo, a la boca y la yema revienta ploffff con toda su cremosidad. Brutal. Además, la adición del Jerez aumenta más aún la percepción del umami, lo que hace el caldo aún más delicioso.

 

Análisis de resultados:

Utilicé un “grupo control” de alitas sin leche para poder comprobar las diferencias (foto), que fueron muy llamativas. Al cabo de tan sólo 40 minutos las alitas con leche estaban completamente doradas (izda), mientras que las otras sólo estaban empezando a coger color.

El único inconveniente es que el proceso fue tan rápido que se quemó la base y no pude desglasar la bandeja de la tanda de alitas con leche. Una pena, con lo que me gusta el sabor del pollo desglasado.

Recomendación: no intentéis hacer la prueba si queréis luego tomar la carne, quedó tan seca que daban ganas de llorar.

Sabor del caldo:

El resultado, un caldo espectacularmente intenso de sabor y oscuro como pocas veces había visto. Y sin ningún rastro de sabor a leche.

Y si quieres saber más sobre caldos te recomiendo este post sobre cómo obtener caldos mejores y más sabrosos, uno de los más visitados del blog.