Chalotas fritas y su aceite, rico, rico

Las chalotas fritas se utilizan como condimento en muchos platos tailandeses, como ensaladas y sopas de noodles. Pero también se pueden usar para casi cualquier plato «nuestro»: con pollo resultan geniales, sobre una carne a la plancha le dan un punto dulce increíble, para acompañar patatas asadas, con arroz salteado, o para una crema de puerros y patatas… por no hablar del delicioso aceite en el que se fríen, que da un sabor mágico a cualquier cosa que toca – me encanta como base de una vinagreta para una ensalada.

Ingredientes:

  • Chalotas
  • Aceite neutro
  • Un poco de sal

Preparación:

Pela las chalotas y corta horizontalmente para que formen aritos de uno grosor de unos 2 mm.

Fríelas en aceite durante unos 15 minutos. Ten cuidado de no quemarlas- pasan del dorado al quemado rápidamente.

Sácalas del fuego cuando estén dorada, aunque veas que puedan dorarse un poco más – ya se terminarán de dorar con el calor remanente.

Cuela y reserva tanto las chalotas como el delicioso aceite.

Guarda las chalotas en un recipiente bien cerrado para que no absorban humedad.

Cuela el aceite con un filtro de café y resérvalo para cualquier cosa que se te ocurra. Es una auténtica maravilla.

 

En Asia mucha gente guarda las chalotas junto con el aceite sin que pierdan su crujiente (están inmersas en aceite, pero no queda nada de agua para rehidratarlas) aunque a mi me gusta más mantener las chalotas sin nada de aceite.

Pescados O Grove: el pescado más fresco directo desde la Ría de Aurosa y sin intermediarios

Hoy os queremos hablar y recomendar encarecidamente la web de Pescados y Mariscos de O Grove que pertenece a la Cofradía de Pescadores San Martiño do Grove y por tanto a los marineros y mariscadores de la Ría de Arousa.

¿Por qué? Antes de nada por la calidad de sus productos. Hace dos semanas hicimos un pedido cautivados por lo que nos contaban en su web, por la calidad que parecían ofrecer y por su gran relación calidad-precio.

Y cuando llegó nos quedamos maravillados con su pescado, fresquísimo. El salmonete llegó todavía con rigor mortis y la sepia estaba tan buena que – a mi que siempre me había costado tomarla cruda por su intenso sabor – nos hicimos unos tallarines crudos impresionantes.

Y lo que llegó nos parece una garantía de lo que argumentan en su web, que nos convenció aún más de la importancia de comprarles y que transcribimos de forma resumida:

Pescado sostenible:

Usan “técnicas de extracción tradicionales, que permiten coger los productos uno a uno, respetando por lo tanto el ecosistema, devolviendo las especies que no consiguen el tamaño mínimo, y las especies ovadas o que no “están en comida” al mar para que crezcan y engorden. Estas técnicas tradicionales hacen que el pescado no sufra en la captura (no llegue molido a la lonja) y su carne se encuentre en condiciones excelentes para la venta”.

En casa en menos de 35 horas desde su captura:

Pescan “de lunes a viernes no festivos, saliendo al mar entre las 5 y las 8 de la mañana y regresamos a puerto hacia las 3 de la tarde aproximadamente.” Van directos a la lonja y “luego se subasta y embala el pescado para el envío a los clientes. Los pedidos salen esa misma tarde en un vehículo acondicionado, de modo que al día siguiente, antes de las 14.00 h, estarán en su destino.”

Gran relación calidad – precio 

  • Al evitar intermediarios que incrementan “muchas veces más del 1.000% el precio del producto en la primera venta y ganancia directa para los pescadores: “el pescado y marisco va directamente de nuestras manos al cliente”. “De este modo, podremos garantizar la frescura de nuestros productos y su origen, todo ello a precios equilibrados, algo que ya sabemos está demandando el consumidor final desde hace tiempo.”
  • “Una web donde el marinero y/o mariscador pueda vender sus productos directamente al consumidor final, con la garantía de que los productos vendidos son los auténticos productos de la Ría de Arousa, de gran calidad y frescura y a un precio más digno tanto para el marinero/mariscadora como para el consumidor final.

Garantía de calidad:

  • “Todos los productos llevan su etiqueta identificadora, en ella aparece la zona de captura, el nombre y número de registro sanitario del expedidor, la denominación y peso de las especies y el modo de producción. Esta etiqueta identificadora es el comprobante de la calidad de nuestros productos y es lo que nos hace diferenciarnos de los productos foráneos, que son vendidos cómo gallegos. Además en los envíos incluimos el albarán de modo que realmente nuestros clientes puedan certificar que los productos que adquieren, son gallegos y son vendidos directamente por los marineros y mariscadoras, sin intermediarios.»

Nota: la idea de hablar de Pescados O Grove nace de nosotros, en ningún momento se han puesto en contacto con el blog. Hicimos el pedido sin hablar de Umami Madrid para poder asegurarnos de que el producto que nos llegaba iba a ser el mismo que os pueda llegar a vosotros.

Pulpitos con un punto de cocción distinto

Durante el viaje a Japón tomamos muchísimo pulpo, un pulpo delicioso, bastante más pequeño que el nuestro, más o menos de la mitad de tamaño y con un punto de cocción totalmente distinto al nuestro, casi crujiente al morder y mucho más jugosos.

Y cada vez que probaba el pulpo me acordaba de una clase que me dio Alberto Chicote hace ya muchísimos años – unos 10 ó 12 – en la que explicaba que el calamar tiene dos puntos de cocción distintos. El primero, cuando lo haces a la plancha o lo salteas brevemente, que queda jugoso y crujiente. Y si lo dejas en la sartén más tiempo del que deberías, queda durísimo, textura que sólo se puede solucionar con una cocción prolongada, como cuando hacemos calamares o txipirones en su tinta, que funde el colágeno y el calamar vuelve a quedar tierno.

Siempre pensé que esto se podía aplicar al pulpo, pero nunca me animé a probarlo hasta la vuelta del viaje – que llegué obsesionado. Estaba seguro que conseguían esa textura maravillosa sometiéndolos una cocción corta en agua hirviendo. Pero yo no quería hacerlo sin tener un control preciso de la temperatura a la que llegaba a corazón de producto.

A la vuelta, el primer día que fuimos al mercado nos encontramos con esta pequeña delicia a un precio genial – 5.90€ y no pude resistirme. Me puse manos a la obra y probé a cocinarlos en agua a distintas temperaturas: 50º, 55º y 60ºC – cada pulpito estuvo unos 20 minutos en el agua. Como quería cocinar varios a la vez lo hice en baños de agua y sin envasar al vacío – la técnica es la misma tanto si lo cocinas al vacío como si no.

Antes de nada separé los tentáculos de la cabeza, envisceré y los froté en un suribachi (un mortero tradicional japonés con relieve) con un poco de sal gruesa (hasta que salga baba) para dejarlo más tierno y a la vez limpiar el interior de las ventosas.

Luego sumergí varios pulpitos en agua a 50º, 55º y 60º e hicimos una cata comparativa. Los tres estaban buenísimos, con una textura mucho más jugosa de lo habitual pero el que más nos gustó fue el que se coció a 55ºC. Y el cocido a 50º quedó algo más crujiente y en un más que digno segundo lugar.

Luego lo aliñé con “esto no es yuzu kosho”, unas gotas de lima y otras de salsa de pescado. Un gran aperitivo acompañado de una buena cerveza.

Ahora sólo queda empezar a hacer pruebas con pulpos más grandes.