Dim sum de vieira cruda y salsa XO

Desde pequeña estoy acostumbrada a ayudar a mi madre en la cocina. Ella es mitad china y mitad de Vietnam. Al principio, yo hacia solamente tareas muy sencillas como blanquear la yema y el azúcar pero poco a poco he aprendido…el arte de los Dim Sum!

Inspirándome de estas pequeñas maravillas, un día pensé en aprovechar la salsa XO (para más información sobre esta salsa de Hong Kong pinchar aquí) que también lleva vieiras, pero secas y hacer un dumpling con vieira cruda…

Es bastante fácil de hacer y como siempre en mis recetas, si no tienes un ingrediente, ¡puedes sustituirlo por otra cosa!

Ingredientes para 4 personas:

Preparación:

Corta, no muy finita, la rúcula. En un cuenco, mezcla con la salsa XO y guarda en la nevera.

Corta 16  hojas de papel sulfurizado de horno de un tamaño de 10 x 10 cm.

Coge una vieira, ponla en el centro de una hoja de papel y cubre con otra hoja. Coge una olla pequeña y aplasta la vieira dando un par de golpecitos. Repite este proceso con el resto de las vieiras y congela.

     

 

 

 

 

Una vez congeladas, saca del congelador para cortalas: calienta la vieira un poco entre las manos, quita una de las hojas de papel y corta un círculo ayudándote de un corta pasta (uso uno de 7,5 cm de diámetro). Reserva las sobras para rellenar el dumplin.

Pon en el centro un poco de la rúcula con la salsa X.O., añade los recortes de la viera cruda y dobla con cuidado… ¡es bastante frágil! Pon en un plato cubierto de una hoja de papel para horno y haz lo mismo con las otras vieiras…Ahora con el calor madrileño se descongelan rápidamente, así que mejor sacar las vieiras una a una.

Justo antes de servir, corta un Kumquat por la mitad y echar algunas gotas de zumo sobre las empanadillas. Decora con unas láminas finitas de Kumquat y aceite de guindilla.

¿Y qué tal? ¿Bueno??? Ligero y con un buen equilibro de los sabores y texturas y deja a vuestros invitados impresionados!

Secreto de cerdo marinado con tomillo y especias de aquí y allí

Nada más fácil. El secreto va marinado durante 24 horas en tomillo, salsa de soja japonesa, salsa de pescado tailandesa, un poco de azúcar, ajo y galangal.

Luego se seca bien bien para ue se dore bien a la plancha y vuelta y vuelta. Y hay que dejarlo crudo en el centro, que lo de la triquinosis en el cerdo es de otra época, incluso se puede hacer menos que el de la foto. Dejamos reposar unos minutos y laminamos. Servimos con un lima para aderezarlo en el último momento.

El resultado, una carne sabrosa, con más matices y jugosa. Qué placer.  Umami, salado, algo dulce y ligeramente ácido.

Si la pieza hubiera sido de cerdo ibérico mejor que mejor, algo más grasa. Yy si además fuera de bellota, mejor aún, más fundente… una auténtica delicia.

 

Codornices en escabeche más jugosas (al vacío)

Seguro que habéis comprado alguna vez esas conservas de codornices que tienen un sabor maravilloso, pero que siempre, siempre, incluso las de mejor calidad, contienen aves sequísimas, especialmente su pechuga.

Para intentar hacer todo lo contrario, las preparé en casa, cociendo las pechugas a 55ºC y por separado los muslos a 63ºC cubiertos en su escabeche.

El escabeche que preparé llevaba:

  • Dos partes de aceite
  • Una parte de Jerez seco
  • Otra de una mezcla de vinagre de Jerez seco y vinagre de arroz al 50%
  • Sal, salsa de pescado
  • Aromáticos: los clásicos, pimienta, laurel, clavo, ajo, zanahoria y cebolla. Y para aportar unas notas cítricas, otros aromáticos de allí: jengibre, hojas de lima kaffir y lemongrass.

 

Preparación:

Saltea en el aceite la zanahoria, la cebolla, el ajo y el jengibre hasta que clareen pero no se doren. Añade el resto de los ingredientes, deja cocer unos 10 minutos y atempera.

Luego, echa a una bolsa las pechugas y a otra los muslos y cubre con el escabeche. Cuece cada una a su temperatura (55ºC y 63ºC respectivamente) durante unos 50 minutos.

Enfría rápidamente en agua con hielo al 50% y deja reposar al menos un día en la parte más fría de la nevera para que el escabeche penetre y aromatice la carne.

Final y presentación:

Sirve la carne a temperatura ambiente con un poco de cebolla y zanahoria, prueba la salsa, rectifica hasta que esté a tu gusto y viste la carne y una buena ensaladita con el juguito .

Ostras con jugo de pepino

Probablemente el mejor aliño que he tomado en muchísimo tiempo con las ostras y de las cosas más sencillas que hay. Las ostras que utilicé son las Especial Daniel Sorlut número 3 y el aliño sólo realza, dando todo el protagonismo a la ostra, que se lo merece.

Aliño: el jugo que suelta el pepino en el “encurtido express” de esta receta, mezclado con el jugo que ha soltado la ostra al abrirse.

Se termina con un poco de pepino picado para dar un punto crujiente y algo de cebollino.

Sabor increíble: salado marítimo, ligeramente suavizado por el dulzor y la acidez del encurtido. Y el sabor del pepino resalta la ostra de una manera original y muy sorprendente. Hay que probarlo

 

Comiendo en puestos callejeros y en pequeños restaurantes en China

Comer en la calle es uno de los placeres de los que no se puede prescindir en cualquier viaje por Asia; disfrutarás muchísimo, pagarás poquísimo y comerás variadísimo.

Ahí va un resumen de los distintos platos que tomamos – y sin enfermar ni una sola vez:

Sopas: si pienso en comida callejera en Asia, lo primero que me viene a la cabeza son las sopas, una auténtica delicia. Siempre sabrosísimas y baratísimas.

No tengo foto de esta, pero una de las más buenas que tomamos fue en Pekín, entramos por casualidad en un restaurante pequeñísimo que sólo servían dos cosas: una sopa de huesos de cerdo con lamen (fideos) de trigo impresionante, con algún que otro trozo de carne; si después te quedabas con hambre, podías pedir un plato increíble: traían los huesos con los que hicieron el caldo para que rebañaras los tendones que seguían adheridos al hueso. Simplemente increíbles.

La variedad de pastas que pueden acompañar una sopa es interminable: las pastas gruesas y rugosas típicas del norte, finas y redondas, muy parecidas a los espaguetis; también hay pastas de distintos colores, formas y texturas… Aquí puedes ver en un puesto la variedad de pastas entre las que se puede elegir:

Y entre los mejores ejemplos:

Una sopa de mollejas de pollo, buenísima

Una de tendones, probablemente mi favorita

Otra de falda de ternera

Si vas a Shangay tienes que perderte por los barrios más alejados e ir a comer una barbacoa de cordero que te puedes tomar en plena calle. Está pensado para grupos, te traen una barbacoa a la mesa con la pierna de cordero, los acompañamientos y salsas para que la prepares a tu manera. Si queda demasiado hecha no te puedes quejar.

Esto era increíble: una pasta finísima con sésamo, con un relleno de algún primo de la cebolla de sabor potente, bien reducido (no caramelizado, casi quemado)

 

Estos cubos de pasta de arroz no me volvieron locos, la textura era muy gelatinosa, bastante extraña. Se terminaban de saltear con chiles, ajo, cebolla y una salsa con base de soja.

Un día, por casualidad encontramos en plena calle un señor que iba andando con una caja, paró en una zona concurrida, abrió la caja y la gente se amontonó alrededor de él: vendía unos pasteles de nata cubiertos por una finísima masa algo elástica con sabor a durian. Una locura.

 

Manitas de cordero de un barrio musulmán

De vez en cuando veíamos una especie de pizza que se hacía sobre una plancha (ver al fondo) sin queso que no estaba mal

 

Típicos pasteles de arroz rellenos de pasta de alubias rojas

Los pao son una maravilla que no te puedes permitir no probar: masa de harina ligeramente dulce y cocida al vapor, rellena de carne o cualquier otra sorpresa (o sin relleno). Si están buenos son auténticos objetos de culto.

 

Meat floss o carne deshilachada: algo que no apetece nada – hasta que lo pruebas. ¡Es buenísimo!

Otro de mis favoritos, carne de cerdo seca macerada en una salsa dulce. Cuando la pides, le dan un golpe de calor en una barbacoa y queda increíble. Fabuloso. En realidad es una especialidad de Singapur, pero tiene tanta fama que lo venden en todos las grandes ciudades (perdonad, pero la foto salió malísima – por la luz, claro)

Esto fue mi perdición. Al lado del apartamento en donde estuve en Shangai vendían estos pastelitos de carne y miso que estaban increíbles. La masa, sabrosísima, dulce y dorada y la carne espectacular. Me tomé al menos uno cada día que estuve en Shangai.

 

Y al lado también vendían esta delicia: unos bollitos fritos con una masa parecida a la de los churros españoles, rellenos de huevo y verdura.

Este bollito fue mi perdición en Pequín: una masa deliciosa rellena de una carne deshilachada jugosísima (y grasa) que hacía las delicias de cualquiera.